lunes, 4 de noviembre de 2019
Limerick
¡Qué loca esta cosa!
No deja de moverse la morbosa.
No me entiendes
ni me comprendes.
Me siento una babosa.
Abigail Bayona Valderrama
5° "B" de sec.
C. P. "Cristo Salvador"
Limerick
Jugando con la pelota
está mi tía la gordota.
Mi tía se divierte,
pues ella sí que tiene suerte.
Pero todo acaba cuando pierde la pelota.
Luis Swayne Galindo
5° "B" de sec.
C. P. "Cristo Salvador"
Luis Swayne Galindo
5° "B" de sec.
C. P. "Cristo Salvador"
miércoles, 2 de octubre de 2019
Un día para recordar
Un día
para recordar
Era cerca de medio día, cuando
vi un accidente de tránsito. Un autobús había atropellado a un señor que estaba
cruzando la pista. El chofer paró instantáneamente para atender a la víctima.
Este estaba preocupado por las consecuencias que la muerte del señor podría
traer. Yo, al ver esto, llamé a los bomberos y policías. Al llegar, estos
llevaron al señor al hospital más cercano para poder atenderlo. Después de 3
horas de cirugía, el señor, lamentablemente, falleció. Enseguida, los policías
llevaron al chofer a la comisaría. Estando ahí, él dijo que no era su culpa; ni
del señor, puesto que el semáforo estaba malogrado y este indicó verde para los
dos lados. Los policías obviamente no le creyeron y le dijeron que iría a
prisión.
Todo aquello lo entristecía mucho.
Nunca había pasado por algo así. Lo que más le preocupaba era su hijo de 8 años
quien no tenía madre y no sabía dónde se iba a quedar. Lo quiso dejar con su
tía, pero ella vivía en China y no tenía quién lo lleve hasta allá. La opción
que la policía le dio fue dejar al niño en un orfanato público.
Sin embargo, el señor se negó,
ya que no quería que su hijo vaya a un lugar como ese por algo que él no hizo.
El señor quería demostrar su inocencia para quedar libre.
Finalmente, pudo lograrlo, e
insistió a los policías a que lo lleven al lugar del accidente para poder ver
si el semáforo en realidad estaba malogrado. Los oficiales accedieron y, al
llegar, pudieron observar que verdaderamente el equipo no funcionaba
correctamente. Lo siguiente fue dejar al chofer libre para que pueda volver con
su hijo. Lamentablemente, ocasionó la muerte de una persona inocente.
Benjamin
Challco Acosta
C.
E. P. “Cristo Salvador”
4”
“B” de secundaria.
Kilómetro 127
Kilómetro 127
Era cerca del mediodía, cuando
Agustín se encontraba manejando su tráiler por la carretera, alrededor del kilómetro
127. Mientras manejaba, sintió una presión en la vejiga; tenia que ir al baño.
Se detuvo para aliviar sus necesidades, y se dio cuenta
de que estaba por iniciarse una tormenta; por lo que se apresuró en subir a su
camión y buscar un lugar dónde descansar.
Conducía
y comenzó a recordar el tiempo que estuvo en la prisión de Vorkuta, Rusia. Se
le vino a la mente el recuerdo de su amigo Nikolái Belinsky, el mismo que
organizó el escape de esa cárcel y murió en el intento, todo por el grupo 935. Recordar aquello lo entristecía, no
pudo salvar a Nikolái.
Pasó
un buen rato manejando, cuando a lo lejos logrò divisar una posada. Su mente
estaba igual de nublada que el cielo. A Agustín le atormentaban los recuerdos
de la Guerra Fría, especialmente cuando estuvo capturado en Vorkuta.
Sin embargo,
no podía recordar cuántos meses o años estuvo como prisionero de guerra. Aunque
sí se acordaba del despiadado Dr. Maxis, más aún, de la hija de este. La razón
es que Agustín asesinó a Samantha durante su escape, a modo de venganza por
todo lo que le hizo ese señor.
Finalmente, cuando
ya encontraba rendido en su habitación, pues había pasado horas conduciendo;
decidió irse a dormir. Pero, estando a punto de conciliar el sueño, se le vino
un rostro familiar a la mente: el rostro era de Nikolái, amante del vodka y su
mejor amigo. No era un sueño agradable, lo que estaba viendo era la muerte de
Nikolái. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba por el kilómetro 127,
alrededor del mediodía.
Leonardo Daniel Sierra Linares
C. E. P. “Cristo Salvador”
4° “B” de secundaria
domingo, 22 de octubre de 2017
Lima, 28 de abril de 2017
Querida tía Rocío:
¿Qué
tal tu viaje a Francia? Yo sé que te fuiste hace poco y estás con mi tío Wilber
en su casa.
Te cuento que me está yendo muy bien en el colegio. Cada día tengo más
amigas.
En el recreo juego básquet y chapadas con ellas.
En cuanto al libro que estoy escribiendo, estoy pensando en más cosas
para agregarle. Pronto estará listo para que tú lo leas y me digas qué te
parece.
Querida tía Rocío, prometo volverte a escribir pronto.
Alexandra
P.D.: Mándale saludos de mi parte, por favor, a mi tío Wilber y dile que
venga al Perú que lo extraño
Alexandra Susana Peralta Mesones
1° "B" de secundaria
El baúl
Estaba en mi cuarto, sin
nada importante que hacer. Mi mamá me aconsejó que ocupara mi tiempo en algo,
así que me mandó a limpiar el ático, a desempolvar los objetos que se
encontraban casi ya olvidados.
Entre las lámparas, libros,
adornos navideños, zapatos viejos, una computadora malograda y demás cosas, me
encontré con un baúl bastante curioso. Todo en ese lugar me era familiar,
menos, ese baúl. Traté de abrirlo, pero era necesaria una llave. Rápidamente empecé
a buscarla. La curiosidad me tenía aturdido, quería saber qué contenía aquel
objeto misterioso.
Pasé media hora buscando la
llave, pero mi búsqueda fue en vano. No había rastro de nada parecido a una
llave de baúl. Finalmente, rendido, recosté mi cabeza en la tapa del objeto
cerrado y pude visualizar unas letras bastante legibles y cubiertas con polvo.
Al soplar sobre ellas pude ver claramente, empecé a recitar el escrito y de
repente el baúl empezó a brillar por dentro. Me hizo recordar la escena de una
película en la que un físico-químico utilizó unas sustancias para hacer
estallar un metal muy duro. La diferencia de este brillo es que era más místico
que científico. Al abrirlo había un… ¿cortaúñas?
– César, despierta ya, ¡el
colegio!
Era mi hermano llamándome. Eran
las 6:46 am y se me hacía tarde para ir al colegio.
Antes de salir de casa me
pregunté: ¿Qué significará ese sueño?
Pensé también en el baúl y
me dije: -Tal vez es la colección de la que siempre presume mi prima cuando
viene a casa. Un set completo de objetos para arreglar uñas de pies, de manos,
cortaúñas de todo tamaño. Justo ayer me
estuvo hablando hasta el cansancio de la importancia de ellos: que es
importante cortarse las uñas, que es necesario tener un cortaúñas para la mano
y otro para el pie para que no se transmita el mal olor, hongos, cosas así.
Imagino que me quedé con
eso, tanto que hasta lo soñé. Lo que más me intrigó de ese sueño fue aquel
baúl. Subí al ático, no había tal objeto. Después de todo, había sido un sueño;
pero, de alguna manera lo sentí muy real. Lo único que sí fue cierto es que
volviendo de clases tuve que limpiar el ático.
Shantall Alexandra Armas
Véliz
3° “C”
Suscribirse a:
Entradas (Atom)