CREANDO ANDO

miércoles, 12 de agosto de 2015

Un viaje en el reino peligroso

En tiempos antiguos existía un rey muy generoso y bueno. Él era sabio, inteligente, modesto y humilde. Vivía en un castillo en las colinas de Rawintowne. Todo el mundo lo alababa, especialmente un enano llamado Bjñorn que tenía un hijo llamado Agmehn que acababa de nacer. Un día el rey generoso se sintió enfermo y se fue a dormir, entonces soñó que estaba en el campo de batalla, donde todos menos él estaban muertos, luego se le apareció el ángel negro, que después lo poseyó. De repente, comenzó a cambiar, sus manos se volvieron negras, los brazos musculosos, tenía puesta una túnica negra, la bondad se convirtió en odio y en ira; y su cara era opacada por la maldad. Despertó y se miró al espejo y se deleitó al verse como el ángel negro de ensueños, solo que sin las alas. Él era otro rey, uno maligno. Desde ese día eran tiempos oscuros y Bjñorn se ocultó en casa de su padre en Vladivostoking a criar a Agmehn. Mientras eso ocurría ahí, en las montañas de Rawintowne, el rey maligno mandó a fortificar la ciudad real, reunir a los Enklings, criaturas grotescas y crueles mitad humano y mitad dementor con quimera, par formar un nuevo ejército junto co los Gigontauros y los Baciliscos; seres esprectales que son capaces de absorver el alma; y así conquistar los demás reinos que se oponían a su tiranía, especialmente un reino llamado Rohan. Y un día llegó a Vladivostoking un anciano con túnica plateada y agarrando un báculo, él tocó la puerta de la casa del padre de Bjñorn, pero en lugar de que abriera el padre o Bjñorn, abrió Agmehn; ya habían pasado 15 años. El anciano anunció:-Mi nombre es khornt y te digo enano, tú me vas a acompañar en mi viaje con ellos,-señaló al bosque-porque tú posees algo muy útil para mí. Agmehn se quedó con la una duda: "¿por qué yo?", así que respondió:-¡Oh! Así que yo debo acompañarte en tu viaje. Khornt movió la cabeza afirmándolo-¿ qué tengo que te puede ser útil? Tu coraje, tu valentía y algo más que es incierto-respondió Khornt-por ser de Vladivostoking. No,te equivocas-dijo Agmehn-yo soy de Arhnong.¡Oh!-dijo el anciano-entonces me he equivocado; igual, me acompañarás por lo incierto.¡Chicos, pueden salir! De pronto, de entre los árboles aparecieron 7 personas, 3 hombres, 2 elfos, 1 centauro y 1 krixpex, seres generosos y guerreros expertos del arco y flecha, entonces todos lo saludaron. Ok-dijo Agmehn- te acompañaré, solo por el krixpex, es generoso. Y así Agmehn inició su viaje, junto a Khornt, hacia donde el camino y el destino los lleven. ¡Fin de la primera parte! En al segunda parte de "Un viaje en el reino peligroso" sabremos cómo se encontrará el arma definitiva que puede destruir al rey maligno. Manuel Eduardo Arrascue Ghersi 2° año "A" de secundaria

El encuentro con el Glumpo

Amaneció muy rápido, al menos así me pareció. Escuché un estruendo muy fuerte en las afueras de mi casa. Eran las cinco de la mañana y parecía que nadie en mi vecindad ni en mi casa había escuchado algo, así que bajé con cautela por las escaleras y subí a mi bicicleta. Me puse a pensar en el accidente que hubo, ya que vi saliendo humo del lugar, pero nada tan increíble como lo que me encontré: era un ovni. ¡Fue asombroso!, significaba que el ser humano no estaba solo en el universo, pero no me interesó mucho y bajé. Encontré un agujero en el casco de la nave y me metí. Dentro encontré cables, luces y botones amontonados y sobre todo un cuerpo delgado y de una altura promedio, de piel azul y con un traje que cubría todo su cuerpo. Era como el aluminio. Intenté sacarlo, pero no pude. Me quedé pensando cómo hacerlo y se me ocurrió atarlo a mi bicicleta. Cuando avancé escuché un grito de dolor, bajé lo más rápido y escuché un grito de dolor, bajé y lo vi despierto, le pregunté quién era y me respondió: El Glumpo. Ángel Manrique Palomino 1° "C" de secundaria