CREANDO ANDO

jueves, 5 de diciembre de 2019

La sombra



LA SOMBRA

En una aldea muy lejana vivía un hombre cascarrabias que siempre andaba de mal humor y trataba muy mal a los demás. Era muy presumido y egocéntrico, por lo que nadie en la aldea lo quería o deseaba acercarse él. Su despotismo y frialdad lo habían convertido en un mal ejemplo para los demás.
Cierto día, este hombre se dio cuenta de que su comportamiento no estaba bien y que, por ello, se había quedado completamente solo. Decidido a cambiar, empezó a relacionarse con los demás habitantes del pueblo. Sin embargo, era demasiado tarde. Todos en la aldea lo habían tachado de escoria e ingrato y no le dirigían la palabra ni siquiera lo miraban.
Cansado de que todo el mundo lo ignorara, el hombre caminó a paso lento hacia las afueras del pueblo y se echó a llorar.
¿Por qué nadie quiere hablar conmigo ni siquiera mirarme a los ojos? -exclamó desconsolado-Aun cuando estoy dispuesto a dar todo de mi para ser una mejor persona, nadie quiere darme una oportunidad.
Muy deprimido y, sin poder contener las lágrimas, se sentó en una banca para no seguir caminando y poder descansar unos minutos. Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se percató de que otra persona se había sentado a su lado.
Era un hombre harapiento y de mal aspecto. Era viejo y las arrugas adornaban su rostro. Vestía con una túnica desgastada color negro. Su aspecto era espeluznante.
-Yo soy la solución a tus problemas-dijo una tétrica voz-Solo debes darme algo de dinero y yo te daré una pócima mágica para que la gente te quiera de nuevo.
El hombre escuchó atentamente y, lejos de asustarse o pensar en cuan rara era esa situación, selló el pacto con un apretón de manos.
Al día siguiente el hombre despertó como si nada hubiera pasado. Recordaba con claridad las palabras de ese anciano quien resultó ser un brujo.
- Nosotros tenemos una parte buena y una parte mala. Muchas veces logramos equilibrar ambas partes perfectamente. Sin embargo, hay veces en las que dejamos que solo una de las partes reluzca más que la otra. Nos olvidamos de la existencia de la otra parte. Eso significa que nadie lo recuerda por ser bueno. Todo el mundo en este pueblo olvidó y borró esa parte de usted. Ahora solo lo relacionan con alguien cruel y sin alma.
- ¿Usted podrá arreglar eso verdad? -el misterioso anciano asintió y le dio un pequeño frasco de cristal con un líquido amarillo en este.
- Bébalo antes de dormir. Mañana por la mañana verá los resultados-aseguró, mientras extendía su mano para recibir una bolsa llena de monedas de oro.
Se levantó de la cama y empezó a alistarse para ir al pueblo. Por alguna razón se sentía mucho más alegre y confiado de que esta vez todos lo recibirían con los brazos abiertos. Y así fue. Ese día todo el mundo estaba más que dispuesto a hablar con él. Incluso esa misma tarde se atrevió a invitar a todos a una fiesta a realizarse en su casa. Todos se comprometieron a ir, pues el hombre les había caído muy bien y sentían que habían hecho un nuevo amigo.
Más tarde, esa noche, el hombre se estaba preparando para dormir, cuando de repente, se dio cuenta de algo extraño. A los pies de su cama había algo que no podía distinguir muy bien, pero tenía dos ojos rojos espeluznantes y una sonrisa tan terrorífica que con tan solo verla se le heló la sangre.
De repente, esa extraña figura se lanzó sobre él. Antes de siquiera poder gritar se dio cuenta de que no podía hablar ni moverse. Estaba paralizado. La extraña figura negra se quedó inmóvil por unos segundos, hasta que, para su sorpresa, habló.
- ¿Ya no me reconoces? -dijo en un susurro - ¿No te acuerdas de mí ni de quién soy? - riendo al verlo asustado.
-Vaya, no sabía que podías olvidarte tan rápido de ti mismo.
En ese momento, todo cobró sentido para él. Esa sombra era su otra mitad. Estaba ahí, sobre él y mirándolo fijamente. Intentó hablar nuevamente, pero se percató de que aún no le salía la voz.
- No puedes hablar querido. No ahora que tengo total control sobre ti - Los ojos del hombre se abrieron al escuchar aquello.
- ¿Creíste que solo bebiendo un líquido mágico podrías deshacerte de mí? ¿Ah?
-Eres tan patético -continuó diciendo. Puede que en el día me ocultes y demuestres ante todos que eres bueno, pero recuerda, tu otra mitad siempre estará contigo y nunca podrás olvidarte de mí.
Al día siguiente no hubo celebración. El hombre prefirió quedarse en casa buscando una manera de resolver ese problema. Durante el día no la vio y eso lo tranquilizo. Incluso consideró la posibilidad de que todo había sido un simple sueño. Sin embargo, por la noche, la sombra hizo su aparición y lo atormentó de la misma manera que la vez anterior. Y el mismo escenario se repitió noche tras noche.
El hombre no resistió por mucho tiempo y terminó con su vida, colgándose de un árbol. Nadie nunca supo por qué, pero si algo es cierto, es que la sombra sigue con vida esperando a otra alma impura que decida separarse de su otra mitad. Pues no pensaba desaparecer tan fácil de este mundo.
Valeria Vélez Luna
4.º “B” de sec.




Limerick



Ese perro atado,
hermoso y alocado;
ladra extraño
durante todo el año.
Es raro ese perro alado.

Belén Romero Herrera
5.º "B" de sec.

Limerick




Mi vecina Clotilde,
cariñosa y humilde,
quería una mascota
para su amiga Carlota.
¡Qué generosa mi vecina Clotilde!

Belén Romero Herrera
5.º "B" de sec.