Kilómetro 127
Era cerca del mediodía, cuando
Agustín se encontraba manejando su tráiler por la carretera, alrededor del kilómetro
127. Mientras manejaba, sintió una presión en la vejiga; tenia que ir al baño.
Se detuvo para aliviar sus necesidades, y se dio cuenta
de que estaba por iniciarse una tormenta; por lo que se apresuró en subir a su
camión y buscar un lugar dónde descansar.
Conducía
y comenzó a recordar el tiempo que estuvo en la prisión de Vorkuta, Rusia. Se
le vino a la mente el recuerdo de su amigo Nikolái Belinsky, el mismo que
organizó el escape de esa cárcel y murió en el intento, todo por el grupo 935. Recordar aquello lo entristecía, no
pudo salvar a Nikolái.
Pasó
un buen rato manejando, cuando a lo lejos logrò divisar una posada. Su mente
estaba igual de nublada que el cielo. A Agustín le atormentaban los recuerdos
de la Guerra Fría, especialmente cuando estuvo capturado en Vorkuta.
Sin embargo,
no podía recordar cuántos meses o años estuvo como prisionero de guerra. Aunque
sí se acordaba del despiadado Dr. Maxis, más aún, de la hija de este. La razón
es que Agustín asesinó a Samantha durante su escape, a modo de venganza por
todo lo que le hizo ese señor.
Finalmente, cuando
ya encontraba rendido en su habitación, pues había pasado horas conduciendo;
decidió irse a dormir. Pero, estando a punto de conciliar el sueño, se le vino
un rostro familiar a la mente: el rostro era de Nikolái, amante del vodka y su
mejor amigo. No era un sueño agradable, lo que estaba viendo era la muerte de
Nikolái. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba por el kilómetro 127,
alrededor del mediodía.
Leonardo Daniel Sierra Linares
C. E. P. “Cristo Salvador”
4° “B” de secundaria
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