CREANDO ANDO

martes, 16 de noviembre de 2010

Lo que mi yo interior vio


Fue hace tiempo que mi mejor amiga y yo pasamos por un momento muy difícil: algo nos iba a separar. Todo sucedió así:

Mi amiga Silvana me había dicho que se iba de viaje, yo no podía aceptarlo, quería que se quede a mi lado.

Cuando ella me contó esto yo reaccioné de una manera muy vulgar y como estábamos fuera del colegio lo único que hice fue irme corriendo. Fue tanta mi desesperación por irme que no me di cuenta del carro que estaba pasando, hasta que giré la mirada y al momento de hacer eso me atropelló. De ahí no supe qué sucedió, solo me acuerdo que desperté en el hospital y me levanté; pero me di cuenta que mi alma había salido de mi cuerpo y éste estaba echado en una camilla con cables por todos lados. Me sorprendí, pero quise experimentar y salí de la habitación. Veía cómo mis amigos consolaban a mis padres y escuchaban a Silvana culparse de lo sucedido.

Al ver este triste momento me di cuenta de que hacía mal tratando de que mi amiga se quede conmigo molestándome por tontas razones y, angustiando a mis padres.

Sé que ella y yo somos buenas amigas y aunque estemos a kilómetros de distancia, nos extrañaremos. Y como somos tan unidas, ninguna de las dos se va a olvidar de la otra.

El día que me dieron de alta era el día en que Silvana se iba de viaje, por suerte estuve allí para despedirme y en ese momento juramos mantenernos en contacto.

Y así fue, apenas llegó me llamó y me contó cómo era ese país, al final todo acabó bien porque nos mantuvimos unidas a pesar de la distancia.

Fin...!

Coral Gonzáles Figueredo

1ro. "C" de sec.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Ricardo Palma


RICARDO PALMA

Ricardo Palma nació en Lima el 7 de febrero de 1833. Fue hijo de Pedro Palma Castañeda y de doña Guillermina Soriano Carrillo. Su madre era una mestiza con raíces africanas de Cañete. Desde joven participa en política desde el bando de los liberales, lo cual lo lleva a participar en una conjura fallida contra el presidente Ramón Castilla que resulta en su destierro a Chile durante tres años. La política le deparará los cargos de Cónsul del Perú, Senador por Loreto y funcionario del Ministerio de Guerra y Marina.

Pero fueron las letras la actividad en la que destacó. Desde temprano empieza a escribir poesía y piezas teatrales, asimismo a realizar colaboraciones en periódicos del Perú. Tiene una gran presencia en la prensa satírica, en la que es un prolífico columnista y uno de los baluartes de la sátira política peruana del siglo XIX. Empieza colaborando en la hoja satírica El Burro para ser posteriormente uno de los principales redactores de La Campana. Más adelante funda la revista La Broma.

También es un colaborador asiduo de publicaciones serias como El Mercurio, El Correo, La Patria, El Liberal, Revista del Pacífico y Revista de Sudamérica. También actúa como corresponsal de periódicos extranjeros durante la Guerra del Pacífico.

En 1872, se ve publicada la primera serie de su obra capital Tradiciones Peruanas.

A lo largo de su vida va publicando artículos históricos, trabajos de investigación como Anales de la Inquisición de Lima e incluso estudios lexicográficos sobre la variedad peruana del español.

El éxito cosechado por sus Tradiciones y su incansable quehacer intelectual lo convierten en una figura reconocida en vida, no solamente en su país sino en todo el mundo de habla hispana, que lo acoge como uno de los escritores clásicos de prosa más amena del continente americano. Es miembro de la Real Academia Española, la Real Academia de la Historia y de la Academia Peruana de la Lengua, así como miembro honorífico de la Hispanic Society de Nueva York.

En 1881 participa en la defensa de Miraflores durante la batalla del mismo nombre el 15 de enero de 1881, en el Reducto Nº 2, al mando del coronel Ramón Ribeyro, donde las tropas invasoras luego de la batalla, incendiaron la ciudad incluyendo su casa y la Biblioteca Nacional.. Después, para ayudar a renovarla, fue de casa en casa pidiendo libros, lo que le mereció la denominación de "El Bibliotecario Mendigo". En 1883, es nombrado director y restaurador de la Biblioteca Nacional del Perú.

Contrajo matrimonio con Cristina Román Olivier; siendo padre de varios hijos. Su hijo Clemente Palma fue un destacado escritor, autor de cuentos fantásticos, generalmente de terror e influidos por Edgar Allan Poe y, su hija Angélica Palma fue una de las fundadoras del movimiento feminista peruano.

Don Ricardo Palma estuvo en dos oportunidades cerca de perder la vida; la primera fue en 1854 cuando trabajaba en un barco como contador de la Armada Peruana y éste se hundió, como él no sabía nadar un marinero admirador lo salva; la segunda fue en el combate del 2 de mayo.

Muere en la localidad limeña de Miraflores, en 1919.



martes, 9 de noviembre de 2010

Calles más limpias

Calles más limpias

Había una vez una niña llamada Carlita, ella vivía con sus padres Martín y Julia en una ciudad muy grande y poblada llamada Lima.

Carlita era una niña muy alegre y tierna, le gustaba jugar con sus amigos en el parque y salir de paseo con sus padres. Cada vez que salía a pasear veía las calles sucias y como la gente sin importarle nada tiraba la basura y ensuciaba. Hasta que un día cuando sus padres le dijeron a Carlita que irían a pasear, ella se negó. Los padres, preocupados, no se explicaban por qué su hija no quería salir con ellos, entonces decidieron preguntarle y ella no quería responder, solo se ponía a llorar.

Carlita lloraba porque estaba triste al ver tanto descuido de las personas y pensaba que sus padres no la entenderían.

Pasaron los días y Carlita se quedaba en casa triste y pensativa, sus padres no entendían qué pasaba con su hija, así que insistieron y le volvieron a preguntar qué le pasaba, por qué estaba así. Le dijeron que ellos eran sus padres y la querían mucho y la apoyarían en todo y no se molestarían con ella, que podía decirles qué le pasaba; que quizá ellos podían ayudarla.

La niña al ver a sus padres tan preocupados decidió hablar y contarles qué le pasaba. Les dijo que cada vez que salían veía las calles sucias y que ella no sabia qué hacer para que esto cambie. Sus padres, ya más tranquilos, le dijeron que se tranquilice, que pronto encontrarían la solución y que ya no esté triste. Ella mas aliviada se fue a dormir porque sabia que sus padres la ayudarían a encontrar una solución y que todo cambiaría.

Al día siguiente se levantó muy temprano para ir al colegio y también para saber si sus padres tenían la solución al problema. Cuando estaban tomando desayuno les preguntó si tenían la solución y sus padres se miraron y le dijeron que no sabían qué hacer, que por qué no le preguntaba a su profesora; que quizá ella podría ayudarla.

Carlita se fue al colegio y le contó a su profesora Roxana lo que le pasaba y ella muy amorosa le dijo que ese sería el tema de la clase y que entre todos encontrarían una solución.

Cuando todos los niños estaban en el salón de clases, la profesora les preguntó por qué era importante la limpieza y el orden en la ciudad, y qué podían hacer para tener una ciudad limpia y ordenada.

De pronto, todos los niños hablaban a la vez muy entusiasmados, pues todos querían participar. La profesora se puso alegre de ver que sus niños se preocupaban por hallar una respuesta y les dijo que si querían participar levantaran la mano uno por uno. Y así lo hicieron.

El primero en participar fue Marcos y dijo que deberían poner más tachos de basura.

La segunda fue Anita y dijo que la limpieza era importante porque así se evitan las enfermedades y que deberían cuidar los parques porque dan alegría y belleza a la ciudad.

Todos los niños daban ideas, hasta que le llegó el turno a Daniel, y él dijo que primero tenían que tener limpias sus casas, luego el salón de clases y después el colegio; y así poco a poco empezar a limpiar la ciudad.

Todos los niños estuvieron de acuerdo con Daniel y prometieron tener limpias sus casas y limpio su salón, pero dijeron que para tener limpio el colegio, primero tendrían que dar el ejemplo para que los otros niños hagan lo mismo que ellos. Carlita estaba feliz porque entre todos encontraron una solución.

Cuando llegó a su casa, le contó a su mami lo que había pasado y le dijo que ella limpiaría su cuarto todos los días.

Al día siguiente, Carlita se ofreció a limpiar el salón y los demás niños dijeron que se turnarían para limpiarlo.

Cuando salieron al recreo los niños recogían los papeles y les decían a los niños más pequeños que los papeles los echen en el tacho y así sin querer empezaron una campaña de limpieza en el colegio.

La directora al ver la actitud de los niños se puso contenta y se preguntaba cómo había pasado esto. Al preguntar a los profesores lo que pasaba, la profesora Roxana dijo que todo empezó con la preocupación de Carlita porque ella quería tener una ciudad limpia y ordenada donde todos puedan vivir tranquilos. La directora al escuchar esto decidió felicitar a Carlita por la iniciativa y a sus compañeros por unirse y participar para tener el colegio limpio.

Al día siguiente, durante la formación felicitó a Carlita, a sus compañeros y a todos los niños por su participación y les dijo que todos merecían un premio. Les dijo que como premio irían de paseo y todos los niños gritaron de alegría al saber cuál era el premio.

Ese fue el día más feliz de Carlita y se fue a su casa a contárselo a sus padres. Ellos se emocionaron de ver a su hija tan alegre y animada. Sus padres la llevaron a pasear y ella al ver un papel en el piso lo recogía y le decía a su papá: poco a poco tendremos calles más limpias.

Se puso más feliz al ver que otro niño hacia lo mismo que ella. Se sentía feliz porque habían otros niños que querían una ciudad más limpia al igual que ella. Este fue el paseo más agradable y el que más recuerda Carlita.


Bryan Ayrton Vega Mozo

Inquietudes

Inquietudes

¿Qué te anima y te convida a vivir en alto vuelo?

¿Qué te impide acercarte a mirar hacia la sima?

¿Es acaso el deseo de alcanzar el universo?

¿Es acaso el deseo de mirar lo que no vemos?

¡Huye!, ¡huye! … Se oye desde lo lejos.

¡Huye, palomita blanca!, ¡huye, palomita negra!

¡Huye pronto!, ¡huye que tienes tiempo!

¡Huye, palomita mía!

¡Huye hasta alcanzar el cielo!

sábado, 6 de noviembre de 2010

El demonio del libro

EL DEMONIO DEL LIBRO

William Alvarado – Aarón Caqui

Había una vez dos hermanos que creían en los demonios. Escarbaban tumbas para ver si encontraban algo sobre los demonios.

Una vez la chica encontró en la tumba un libro. Cuando lo abrió, las letras estaban escritas con sangre y cuando lo leyó; una mano salió del libro, era el demonio. El demonio entró en la chica. Pasó ese día, y cada noche el demonio salía de la chica y quería matar a su hermano, pero el chico sospechaba.

Una noche, cuando el demonio iba a matarlo, el chico tomó el libro, lo abrió y lo metió en él. Finalmente, los dos hermanos tomaron el libro y lo enterraron muy lejos en donde nadie lo encontraría.