martes, 5 de noviembre de 2019
Limerick
A veces veo el cielo y me concentro,
siento como todo se libera dentro.
En lo profundo de mi mente
no me siento presente.
Pero veo mis lamentos y sufro por dentro.
Diego Villafranqui Rosas
5° "B" de sec.
C. P. "Cristo Salvador"
lunes, 4 de noviembre de 2019
Limerick
Aquel joven atleta
prefería jugar con la raqueta.
Jugaba todos los domingos
solamente con sus amigos.
Pero todo acababa cuando veían su libreta.
Valeria Gamboa Murillo
5° "B" de sec.
C. P. "Cristo Salvador"
Limerick
¡Qué loca esta cosa!
No deja de moverse la morbosa.
No me entiendes
ni me comprendes.
Me siento una babosa.
Abigail Bayona Valderrama
5° "B" de sec.
C. P. "Cristo Salvador"
Limerick
Jugando con la pelota
está mi tía la gordota.
Mi tía se divierte,
pues ella sí que tiene suerte.
Pero todo acaba cuando pierde la pelota.
Luis Swayne Galindo
5° "B" de sec.
C. P. "Cristo Salvador"
Luis Swayne Galindo
5° "B" de sec.
C. P. "Cristo Salvador"
miércoles, 2 de octubre de 2019
Un día para recordar
Un día
para recordar
Era cerca de medio día, cuando
vi un accidente de tránsito. Un autobús había atropellado a un señor que estaba
cruzando la pista. El chofer paró instantáneamente para atender a la víctima.
Este estaba preocupado por las consecuencias que la muerte del señor podría
traer. Yo, al ver esto, llamé a los bomberos y policías. Al llegar, estos
llevaron al señor al hospital más cercano para poder atenderlo. Después de 3
horas de cirugía, el señor, lamentablemente, falleció. Enseguida, los policías
llevaron al chofer a la comisaría. Estando ahí, él dijo que no era su culpa; ni
del señor, puesto que el semáforo estaba malogrado y este indicó verde para los
dos lados. Los policías obviamente no le creyeron y le dijeron que iría a
prisión.
Todo aquello lo entristecía mucho.
Nunca había pasado por algo así. Lo que más le preocupaba era su hijo de 8 años
quien no tenía madre y no sabía dónde se iba a quedar. Lo quiso dejar con su
tía, pero ella vivía en China y no tenía quién lo lleve hasta allá. La opción
que la policía le dio fue dejar al niño en un orfanato público.
Sin embargo, el señor se negó,
ya que no quería que su hijo vaya a un lugar como ese por algo que él no hizo.
El señor quería demostrar su inocencia para quedar libre.
Finalmente, pudo lograrlo, e
insistió a los policías a que lo lleven al lugar del accidente para poder ver
si el semáforo en realidad estaba malogrado. Los oficiales accedieron y, al
llegar, pudieron observar que verdaderamente el equipo no funcionaba
correctamente. Lo siguiente fue dejar al chofer libre para que pueda volver con
su hijo. Lamentablemente, ocasionó la muerte de una persona inocente.
Benjamin
Challco Acosta
C.
E. P. “Cristo Salvador”
4”
“B” de secundaria.
Kilómetro 127
Kilómetro 127
Era cerca del mediodía, cuando
Agustín se encontraba manejando su tráiler por la carretera, alrededor del kilómetro
127. Mientras manejaba, sintió una presión en la vejiga; tenia que ir al baño.
Se detuvo para aliviar sus necesidades, y se dio cuenta
de que estaba por iniciarse una tormenta; por lo que se apresuró en subir a su
camión y buscar un lugar dónde descansar.
Conducía
y comenzó a recordar el tiempo que estuvo en la prisión de Vorkuta, Rusia. Se
le vino a la mente el recuerdo de su amigo Nikolái Belinsky, el mismo que
organizó el escape de esa cárcel y murió en el intento, todo por el grupo 935. Recordar aquello lo entristecía, no
pudo salvar a Nikolái.
Pasó
un buen rato manejando, cuando a lo lejos logrò divisar una posada. Su mente
estaba igual de nublada que el cielo. A Agustín le atormentaban los recuerdos
de la Guerra Fría, especialmente cuando estuvo capturado en Vorkuta.
Sin embargo,
no podía recordar cuántos meses o años estuvo como prisionero de guerra. Aunque
sí se acordaba del despiadado Dr. Maxis, más aún, de la hija de este. La razón
es que Agustín asesinó a Samantha durante su escape, a modo de venganza por
todo lo que le hizo ese señor.
Finalmente, cuando
ya encontraba rendido en su habitación, pues había pasado horas conduciendo;
decidió irse a dormir. Pero, estando a punto de conciliar el sueño, se le vino
un rostro familiar a la mente: el rostro era de Nikolái, amante del vodka y su
mejor amigo. No era un sueño agradable, lo que estaba viendo era la muerte de
Nikolái. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba por el kilómetro 127,
alrededor del mediodía.
Leonardo Daniel Sierra Linares
C. E. P. “Cristo Salvador”
4° “B” de secundaria
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