Después de un largo día en el colegio, regresé a mi casa en el auto de mi padre junto con mi hermano Miguel. Cuando llegué me bañé y me eché a dormir.
Estaba descansando tranquilamente, cuando me despertó el llamado de mi papá que decía:
-¡Nicolás, despierta!
Me levanté y me di cuenta que el suelo estaba temblando. Salí de mi casa junto con mi padre y hermano y nos fuimos a un lugar seguro. Cuando el terremoto pasó, llamé a mi madre a su trabajo para saber si se encontraba bien. Comentó que por suerte no le pasó nada. Fue un momento muy angustiante, afortunadamente nadie salió herido.
Eduardo Sànchez Bernui
2ª A de sec.
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