Es la luz de su dulce mirada,
como dos luceros en el océano azul,
que ilumina mi camino para despertar.
Se fue el verano, y ella con él.
Llegó el invierno, y mi vida sin ella, no es igual.
No hay duda alguna de que cada
vez la extraño más y más.
Y
ahora, en estos momentos,
sé que mi vida no es historia.
Esto está pasando, estoy
aquí... Y la estoy mirando,
porque ella "es muy hermosa".
Puedo verla
este momento en el que no soy otra
historia triste,
¡que estoy vivo!...y me levanto...y veo todo de maravilla.
Y en ese momento, te juro…,
somos
infinito.
Franco Ludeña
Vásquez
3° “B” de sec.