CREANDO ANDO

viernes, 22 de julio de 2022

Lucièrnagas lunares


Lucièrnagas lunares

Había una vez dos mejores amigos: Racer, un extraterrestre gracioso con antenas pequeñas, unos ojos gigantes y tiernos, y Mía, una robot lunar con cabellos rizados y rojos como el espagueti. Ellos tenían un aspecto muy parecido al de los seres humanos. Mía provenía de la Luna, ambos vivían en un planeta diminuto y  desconocido llamado “49”, en el cual nació Racer y al que Mía se mudó a los 3 años de edad. A los dos les encantaba jugar todos los días en el Lago de los Encantos y cazar luciérnagas luminosas que encontraban en las pequeñas cuevas. El que cazaba más al final del día ganaba, era parte de su rutina diaria.

Un día, ambos jugaban felices en el Lago de los Encantos, cuando de pronto, la madre de Mía interrumpió con expresión de preocupación y les dijo:

-¡Chicos, les tengo que contar algo horrible que está pasando en nuestro planeta!

De manera inmediata Mía y Racer preguntaron muy preocupados sobre cuál era el problema, a lo que ella respondió:


-Han pasado por el canal Terres New que el planeta 49 se está quedando sin luz, las luciérnagas lunares están disminuyendo y, en la cueva que está en el Lago de los Encantos, solo quedan unas cuantas, pero no son suficientes para iluminar todo el planeta . - exclamó la madre muy asustada.


Al escuchar aquello, Racer y Mía se voltearon a ver fijamente con expresión de preocupación, porque sabían cuál era la razón por la que la luz en el planeta 49 se estaba acabando. Agradecieron a la mujer robot por haberles informado sobre el espantoso problema y corrieron al Lago de los Encantos para hablar sobre lo ocurrido. Ambos no sabían que cazar luciérnagas lunares  estaba prohibido, mucho menos que de ellas se extraía la luz para alumbrar el diminuto  planeta en el que vivían; por lo que decidieron hacer algo al respecto.


Aunque no podían traer a las luciérnagas que habían cazado nuevamente, ya que las arrojaron todas al espacio, decidieron ingeniárselas para resolver el problema; por lo que Mía planteó lo siguiente:


-Iremos a la Luna y le pediré a mi abuelo que nos ayude a crear una máquina que multiplique a las luciérnagas que quedan. - sugirió Mía.

-¡Pues, manos a la obra! - exclamó Racer.


Y eso hicieron, viajaron hasta la Luna y le pidieron al abuelo de Mía que les ayude a crear dicha máquina. Èl estuvo muy emocionado de crearla, por eso, la armó en menos de una semana.  Al entregarla, ambos le agradecieron y volvieron a su planeta. Lo primero que hicieron fue buscar a las luciérnagas que quedaban, las metieron en la máquina y las multiplicaron. Cada una daba cincuenta luciérnagas más. Muy contentos fueron a contar còmo solucionaron el problema. 


Finalmente, nadie se enteró de que los causantes fueron ellos; sin embargo, los felicitaron e  hicieron pequeñas  esculturas de ambos por salvar al planeta 49 de la oscuridad. 


FIN

 Fátima Aponte Noriega

2ª A de sec.


viernes, 15 de julio de 2022

Historia

Después de un largo día en el colegio, regresé a mi casa en el auto de mi padre junto con mi hermano Miguel. Cuando llegué me bañé y me eché a dormir.

Estaba descansando tranquilamente, cuando me despertó el llamado de mi papá que decía:

-¡Nicolás, despierta!

Me levanté y me di cuenta que el suelo estaba temblando. Salí de mi casa junto con mi padre y hermano y nos fuimos a un lugar seguro. Cuando el terremoto pasó, llamé a mi madre a su trabajo para saber si se encontraba bien. Comentó que por suerte no le pasó nada. Fue un momento muy angustiante, afortunadamente nadie salió herido.

Eduardo Sànchez Bernui

2ª A de sec.